Causas de la depresión

Cada año, en Estados Unidos más de 17 millones de adultos sufren una enfermedad depresiva. A veces, es el efecto colateral de un fármaco de prescripción, de otro padecimiento o de la dieta inadecuada. Los desequilibrios de ciertas sustancias químicas del cerebro pueden ser un factor. Sin embargo, con frecuencia se desconoce la causa. Se está en mayor riesgo de depresión si un pariente consanguíneo la sufre. Además, la depresión puede recurrir. Si se ha padecido una vez, es más alto el riesgo de sufrirla nuevamente.
No conviene permitir que estos factores controlen la vida. En vez de ello, es necesario tomarlos en consideración al evaluar el estado de ánimo y no retrasar la atención médica si se advierten síntomas depresivos recurrentes. Por otra parte, si se recibe tratamiento médico de la depresión, debe hacerse del conocimiento de otros profesionales de la salud, a fin de evitar confusiones e interacciones de los medicamentos.
La depresión también puede ir precedida de un problema grave o estresante en la vida, como la muerte de un ser amado (véase abajo) o la pérdida del trabajo, e inclusive puede surgir cuando la situación es favorable. Indudablemente resulta normal mostrarse triste después de sufrir pérdidas o tropiezos. Sin embargo, cuando la tristeza no se supera en un plazo razonable y breve, es probable que haya surgido depresión grave.
La depresión no siempre se mejora espontáneamente. No debe esperarse su desaparición repentina ni pensar que puede ser superada con una determinación firme. Si los síntomas depresivos persisten varias semanas o existen desesperanza o tendencias suicidas, es momento de buscar ayuda. No debe haber sensación de culpa por sentirse deprimido. Ni es su culpa, ni un signo de debilidad.
Conviene ponerse en contacto con el médico familiar o solicitar el envío a un psiquiatra. Este, al igual que el médico familiar, posee el adiestramiento en medicina y puede ayudarle a descartar enfermedades médicas importantes, que podrían contribuir a los síntomas.
En caso de presentar síntomas leves pero persistentes, un psicólogo (adiestrado en diversos tipos de «terapia de relación verbal», pero sin título de médico) puede ser de utilidad. Aunque comentar los sentimientos con un familiar o amigo cercano resulta provechoso, no hay sustituto de la atención y ayuda profesional.
Si se conoce a personas deprimidas, se recomienda invitarlas a participar en actividades sociales normales. Debe alentarse de manera cortés y firme su participación. Sin embargo, no debe exagerarse. La meta de los familiares y amigos en personas con depresión consiste en alentarlas y apoyar los cuidados profesionales. Los problemas no deben minimizarse, sino más bien aprovechar la oportunidad para ayudar, dado que la depresión puede tratarse con éxito en la mayoría de los casos. Conviene ofrecer señalamientos tranquilizadores en el sentido de que la situación mejorará; pero no debe esperarse que se logre tal mejoría de manera repentina en la persona deprimida. Tampoco es recomendable minimizar sus sentimientos. En vez de ello, hay que escuchar con atención lo que dicha persona comunique.
El trastorno afectivo estacional es otra forma de depresión que parece relacionarse con la exposición insuficiente a la luz solar. Es más común en las regiones nórdicas durante el invierno, cuando los días son más breves. Afecta a las mujeres con mayor frecuencia que a los hombres y a veces se trata con aumento de la exposición a la luz durante el día, obtenida con una caja luminosa (una fuente de luz brillante de amplio espectro).
Afrontamiento de las pérdidas: sugerencias prácticas
- Expresar los sentimientos. Podría escribir sus memorias o incluso una carta a la persona que falleció.
- Pedir ayuda. Cuando se experimentan pérdidas repentinas, los amigos no siempre saben cómo reaccionar. Es posible contribuir al alivio de otros y de uno mismo si se solicitan determinados tipos de ayuda.
- Continuar participando. Las personas en duelo suelen tener necesidad de que se les recuerde acerca del ejercicio, dieta y reposo.
- Cuando esté indicado, solicitar una evaluación de la depresión. Si el duelo es muy intenso a corto plazo o persiste en el largo plazo (6 meses o más), hay que considerar la depresión como posible causa.
Opciones de tratamiento
La gran mayoría de las personas con depresión mejoran considerablemente al recibir tratamiento con medicamentos antidepresivos. Existe más de una decena de estos fármacos, los cuales actúan de manera distinta. El médico, por lo general un psiquiatra o médico familiar, selecciona un compuesto que tenga probabilidades de ser útil. Se aconseja comentar los posibles efectos colaterales con él. Si se presentan síntomas preocupantes, debe llamarse a quien prescribió el medicamento. Entre los efectos secundarios comunes están la resequedad de boca, erupción de la piel, mareos, estreñimiento o temblores.
Otros métodos de tratamiento son la psicoterapia (hablar acerca de los sentimientos) y los programas con un psiquiatra, psicólogo u otro profesional capacitado. Existen diversos tipos de psicoterapia; de ellos, algunos incluyen sólo al paciente y terapeuta, y otros a un grupo de personas con el mismo problema general, que se reúnen para hablar sobre sus vivencias bajo la guía del terapeuta.
El tratamiento requiere tiempo. Aunque pueden ser evidentes algunos signos de cambio, los beneficios plenos pueden requerir 6 semanas o más. Este proceso prolongado puede resultar desalentador, de modo que es importante que los familiares y amigos brinden apoyo y aliento durante este periodo, cuando es posible que se requiera ajustar las dosis de los medicamentos.
La persona que está recibiendo tratamiento no debe esperar un cambio importante y repentino en su estado de ánimo y actividades. Debe buscarse la mejoría gradual del sueño, apetito y vigor. El estado de ánimo y la sensación de bienestar general de la persona también mejorarán paulatinamente.
Además de cerciorarse de que esté capacitado el profesional que le brinda tratamiento, es importante sentirse a gusto con él. Este debe escuchar atentamente cuando se describan los problemas, hacer preguntas, comentar datos y recomendaciones, y explicar los posibles riesgos del tratamiento recomendado y opciones respecto de este último.
Signos de advertencia del posible suicidio
Es importante tener en mente que estos signos de advertencia sólo son lineamientos. No existe un solo tipo de suicida. Si se tienen preocupaciones al respecto, conviene buscar ayuda inmediata.
- Retraimiento: Aparece la falta de disposición para comunicarse y la necesidad abrumadora de permanecer solo.
- Cambios del estado de ánimo: Estado emocional favorable un día, seguido de depresión al siguiente. Tranquilidad repentina e inexplicable.
- Crisis de la vida o traumas: El divorcio, muertes, accidentes o pérdida de la autoestima pueden ocurrir después de la pérdida del trabajo o un problema económico y suelen generar pensamientos suicidas.
- Cambios de personalidad: Cambios de actitud, aspecto personal o actividades. Por ejemplo, una persona introvertida que se vuelve repentinamente extrovertida.
- Amenazas: Es poco válida la creencia popular de que las personas que amenazan con suicidarse no lo hacen.
- Regalos: La persona «hereda» pertenencias que atesoraba a sus amigos y seres amados.
- Depresión: La persona parece estar deprimida físicamente y quizá no se relacione socialmente o en su sitio de trabajo.
- Asunción de riesgos: La tendencia suicida suele manifestarse con la participación repentina en la conducción de vehículos a alta velocidad o las prácticas sexuales inseguras.
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