Causas de la hipertensión

Sólo en un 5 a 10% de todos los pacientes pueden identificarse las causas específicas de la hipertensión. Esto significa que dichas causas son relativamente raras, pero las incluimos con una finalidad de ilustración para los pacientes hipertensos en los que pueden haberse diagnosticado una de estas causas.

  1. Las enfermedades renales crónicas provocan un aumento de la presión arterial, ya que producen una lesión de los vasos sanguíneos de los riñones y disminuyen el flujo de sangre. Esto ocasiona la liberación de la hormona renina y el estrechamiento de las arteriolas. Las estenosis o estrechamiento de las arterias renales también produce hipertensión.
  2. Las causas glandulares incluyen la tirotoxicosis (la actividad excesiva de la glándula tiroides, es decir, un hipertiroidismo) y el funcionamiento incorrecto de la corteza de las glándulas suprarrenales, que produce cantidades excesivas de algunas hormonas que afectan la presión arterial. Un tumor de la glándula suprarrenal sumamente raro, el feocromocitoma, segrega grandes cantidades de las hormonas del estrés, la adrenalina y la noradrenalina, que alcanzan el torrente circulatorio y producen episodios súbitos de hipertensión con valores muy elevados de la presión arterial.
  3. El estrechamiento de una parte de la aorta poco después de salir del corazón produce una presión sanguínea muy elevada en la cabeza y en los brazos y una presión baja en el resto del cuepo. Este proceso, presente al nacer, es más frecuente en los hombres y en general produce síntomas tales como dolor de cabeza, hemorragias nasales y dolores en las piernas entre los 15 y 30 años de edad. El único tratamiento es una intervención quirúrgica para eliminar la porción estrechada de la arteria.
  4. La toxemia de embarazo constituye una causa de hipertensión en las mujeres embarazadas. Durante el embarazo es habitual que la presión arterial aumente ligeramente, pero las revisiones prenatales de la embarazada siempre incluyen la medición de la presión arterial para asegurarse de que no supera los 140/90 mm de mercurio. Si se identifican valores superiores, se controla cuidadosamente la evolución de la paciente en busca de los primeros signos de toxemia. Estos signos incluyen la retención de líquidos, que primero se pone de manifiesto como una grave hinchazón de los tobillos y un aumento exagerado de peso y por la pérdida de proteínas por la orina. Durante todo el embarazo rutinariamente se examinan muestras de orina en busca de signos de toxemia y, asimismo, en busca de glucosa, sangre u otros componentes anómalos. Si aparecen signos de toxemia, se somete a la paciente a una vigilancia de cerca y se le aconseja que limite su consumo de sal y haga reposo evitando cualquier actividad. Si el proceso empeora es esencial ingresar a la futura madre en el hospital porque en un estadio más avanzado del embarazo puede aparecer una eclampsia, una forma de epilepsia que representan una amenaza para la vida de la madre y del futuro niño. En las mujeres que sufren toxemia del embarazo se ha identificado un mayor riesgo de aparición de una hipertensión en épocas posteriores de la vida.
  5. Un número excesivo de glóbulos rojos o hematíes aumenta la viscosidad (espesor) de la sangre, y, por esta razón, la resistencia al flujo de ésta y a la presión de la sangre. El número normal de glóbulos rojos es de alrededor de 5 millones por mililitrode sangre, y se considera anómalo un valor superior a los 6 millones, que se denomina policitemia. La pérdida del plasma (la porción líquida de la sangre), tal como ocurre en las grandes quemaduras, aumenta el recuento de los glóbulos rojos ya que, aunque el número real de glóbulos rojos no se altera, disminuye el volumen del plasma en el cual las células están . Su número también aumenta como respuesta a una falta de oxígeno; esto ocurre en las personas que viven en altitudes elevadas, donde la atmósfera está rarificada, y en otras personas que sufren enfermedades cardíacas y pulmonares graves que impiden que la cantidad suficiente de oxígeno alcance los tejidos. En una enfermedad rara denominada pilicitemia vera, el número de glóbulos rojos puede aumentar hasta 9 o 10 millones sin una razón que lo justifique. Por esta razón, es necesaria una extracción de sangre o impedir la aparición de nuevos glóbulos rojos por medio de fármacos o radio terapia.
  6. Algunos fármacos pueden provocar hipertensión o empeorarla; entre ellos figuran la píldora anticonceptiva, los esteroides ( la cortisona) y los fármacos antiinflamatorios no esteroides (conocidos con la sigla AINE) utilizados para tratar la artritis y distintos traumatismos y distintos reumatismos que provocan dolor e inflamación. Los AINE pueden provocar retención de líquidos y, en consecuencia, aumentar la presión arterial. Cuando no se logra identificar una causa de la hipertensión, los médicos denominan el proceso hipertensión esencial: un aumento leve a moderado de la presión arterial a menudo asintomático y que sólo se identifica por casualidad durante un reconocimiento de control o examen de admisión de una compañía de seguros sanitarios. Un aumento ligero de la presión arterial no necesariamente es perjudicial en sí mismo, pero puede convertirse en un proceso más grave y representar una seria amenaza para la esperanza de vida.

Detección de la hipertensión

Una hipertensión clínicamente significativa comporta el mismo grado de riesgo que un nivel elevado de las grasas sanguíneas (colesterol), por lo que los expertos en el tratamiento de la hipertensión recomiendan exámenes frecuentes para detectar a los pacientes asintomáticos.

Aproximadamente dos tercios de los adultos consultan a su médico como mínimo una vez al año y más del 90% son visitados al menos una vez cada cinco años. En la actualidad, en hombres y mujeres de 30 a 70 años se recomiendan mediciones de control de la presión arterial, llevadas a cabo en la consulta, si no se ha realizado ningún registro de la presión arterial durante los últimos cinco años.

No obstante, no existe ninguna necesidad de posponer la toma de la presión arterial hasta que crea que no se encuentra bien o que observe cualquier anomalía. Frecuentemente es innecesario que visite a su médico, ya que, hoy día, la mayoría de las enfermeras y practicantes toman la presión. Cuanto antes se detecta un valor elevado, mejor, sobre todo si tiene usted más de 45 años.

Una presión arterial sistólica superior a 160 mm de mercurio o una presión arterial diastólica superior a 95 mm de mercurio multiplica por cinco el riesgo de aparición de enfermedades coronarias, en comparación con alguien de la misma edad y sexo pero con una presión arterial normal.




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