Cómo actúan los fármacos antihipertensivos

En este apartado se describirá brevemente el mecanismo de acción de los principales grupos de fármacos antihipertensivos. Si lo prefiere, puede saltarse este apartado, pero familiarizarse con el medicamento que está tomando puede ser un estímulo para que siga las indicaciones de su médico y para ayudarlo a decidirse a establecer métodos naturales complementarios de autoayuda.
La mayor parte de los fármacos antihipertensivos se caracterizan por mecanismos de acción muy complejos. A continuación, se resumen los mecanismos antihipertensivos de los fármacos más importantes.
Los diuréticos actúan sobre los túbulos renales y producen una eliminación de agua y sodio (sal), con lo que disminuyen los volúmenes del plasma sanguíneo y del líquido extracelular que baña las células de los tejidos. La consecuencia visible es el aumento de la frecuencia urinaria; asimismo, disminuyen las resistencias periféricas de las arteriolas estrechadas, disminuye la tensión a la que está sometido el corazón y, en consecuencia, la presión arterial. Los diuréticos son eficaces tanto a dosis bajas como a dosis elevadas y producen pocos efectos adversos.
En general, las personas de raza negra responden mejor a los diuréticos que a los bloqueadores beta como tratamiento inicial de la hipertensión y, por esta razón, se suele escoger un diurético para tratarlos, a menos que esté contraindicado por cualquier razón (p. ej., en el caso de que el paciente sea diabético, porque los diuréticos aumentan la glucosa en sangre, o de que sufra gota, porque los diuréticos aumentan el ácido úrico en sangre).
Los bloqueadores beta —más correctamente denominados «bloqueadores adrenérgicos beta»— contrarrestan el aumento de la presión arterial producido por la noradrenalina sintetizada por las glándulas suprarrenales. Los bloqueadores beta compiten con esta hormona del estrés en las células especializadas de los receptores adrenérgicos beta, que desempeñan un papel significativo en el control de la presión arterial. Estas células, muy sensibles a la noradrenalina, que aumenta la presión arterial, están distribuidas de manera profusa por todo el organismo y en especial en el corazón, pulmones y vasos sanguíneos.
La explicación de cómo estos fármacos disminuyen la presión arterial no se ha dilucidado con precisión, pero se cree que disminuyen el gasto cardíaco sin la «restricción» compensadora habitual de las arteriolas. Además, los riñones liberan menos cantidad de renina, y esto también contribuye a la disminución de la presión arterial.
A pesar de que estos fármacos disminuyen la fracción útil del colesterol sanguíneo (la variedad de alta densidad o HDL) y están contraindicados en los pacientes asmáticos así como en las personas con defectos en el sistema de conducción eléctrica del corazón, hoy día los bloqueadores beta son considerados los fármacos de elección por muchos médicos como un tratamiento inicial sobre todo en las personas de raza blanca, especialmente en los casos en los que los diuréticos no son adecuados.
En cuanto a los vasodilatadores, dado que el principal problema de la hipertensión es un aumento de la resistencia al flujo sanguíneo debido a la constricción de las arteriolas, la utilización de fármacos que dilaten directamente los vasos arteriales parece ser la estrategia más lógica de tratamiento. (Éste es un aspecto que ilustra el enfoque científico de la medicina alopática. Los médicos holísticos, es decir, los que defienden las medicinas alternativas, no están de acuerdo, ya que consideran que las arteriolas de paredes contraídas, de hecho, constituyen un síntoma de un problema más profundo y complejo que afecta a la persona como un todo. Sin embargo, en este apartado estamos considerando cómo actúan los fármacos ortodoxos y el razonamiento —válido de acuerdo con sus propias premisas subyacentes— de cómo surge la enfermedad concreta en cuestión.)
Los vasodilatadores provocan un efecto relajante sobre el músculo liso de las paredes de las arteriolas. Este efecto disminuye las resistencias periféricas y, en consecuencia, la presión arterial. La hidralazina, uno de los vasodilatadores más utilizados, se une a las paredes de los vasos sanguíneos y actúa durante mayor tiempo que otros vasodilatadores. Los fármacos vasodilatadores se utilizan combinados con un bloqueador beta y un diurético para el tratamiento de la hipertensión moderada a grave.
Los antagonistas del calcio, al igual que los vasodilatadores, disminuyen las resistencias periféricas y la presión arterial mediante la relajación de las arteriolas contraídas. Su acción se basa en la inhibición del paso de los iones de calcio (átomos de calcio con una carga eléctrica) hasta las paredes del músculo liso.
Los antagonistas del calcio pueden utilizarse solos o combinados con otros fármacos. El nifedipino y el nicardipino se utilizan combinados con los bloqueadores beta. Son muy útiles para los pacientes que padecen enfermedades arteriales de las extremidades inferiores y para los pacientes asmáticos, en los que en general están contraindicados los bloqueadores beta, ya que producen una constricción de los bronquios.
Los inhibidores de la ECA actúan combatiendo la acción de la enzima responsable de convertir la angiotensina I, una sustancia relativamente inactiva, en su forma más potente, la angiotensina II. Esta sustancia actúa de manera enérgica sobre las paredes de las arteriolas, que se contraen y disminuyen aún más su calibre, por lo que aumenta la presión arterial. Estos fármacos también disminuyen la producción de la aldosterona, una hormona producida por las glándulas suprarrenales, lo que se traduce en un aumento adicional de la eliminación de agua y sodio por parte de los riñones (es decir, un aumento de la diuresis o producción de orina).
Los inhibidores de la ECA disminuyen tanto la presión arterial diastólica como la sistólica en todos los tipos de hipertensión, mantienen el flujo sanguíneo de los vasos sanguíneos tanto del cerebro como del corazón y rara vez provocan una hipotensión postural. A diferencia de los bloqueadores beta, son fármacos seguros para los pacientes asmáticos y diabéticos. No afectan los niveles del colesterol sanguíneo y no producen una disminución de los depósitos de potasio del organismo y tampoco predisponen a la gota ni afectan los niveles de glucosa, por lo cual están indicados especialmente en pacientes con problemas del ácido úrico o diabéticos.
Los pacientes tratados con inhibidores de la ECA rara vez se quejan de efectos adversos. Estos fármacos son eficaces en todos los tipos de hipertensión incluyendo las formas graves que no han respondido a otras formas de tratamiento.
Los bloqueadores alfa contrarrestan los efectos constrictivos de la noradrenalina sobre las arteriolas compitiendo por la unión a los receptores alfa de las células de las paredes de estos vasos. Son especialmente útiles para controlar la hipertensión asociada con cantidades excesivas de adrenalina y noradrenalina en la sangre.
Los bloqueadores alfa y beta combinados controlan la presión arterial mediante efectos alfa y efectos beta simultáneos sobre el corazón. Se reduce el aumento de la presión arterial sistólica que normalmente 11 acompaña al ejercicio, a pesar de que el aumento de la presión diastólica sigue siendo igual al habitual. Los fármacos de este tipo benefician a los pacientes hipertensos con una angina coexistente y son muy adecuados para tratar la hipertensión leve, moderada o grave.
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5 Comentarios en Cómo actúan los fármacos antihipertensivos
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Ánimo
Muy bien explicado
A donde semiran las respuesta a q UNO le pregunta ALOS medicos a donde tengo q Entrar o ir para ver
El mecanismo de acción de los fármacos, me parece muy bien explicito.
super vacano gracias…