Con que abastecer un botiquín casero

Antieméticos
Constituyen un conjunto de fármacos que suprimen los vómitos y las náuseas, cualquiera que sea su causa. Originan pocos problemas y es preferible tomarlos antes de las comidas para facilitar su acción.
Antidiarréicos
Son fármacos que mitigan los cuadros diarreicos. Su dosificación debe ser ajustada según las recomendaciones del prospecto. El abuso de antidiarreicos puede ser peligroso. Durante los periodos de diarrea es necesario reponer los líquidos perdidos (bebiendo abundante agua de limón, sueros para uso oral) y realizar un régimen de protección.
Antialérgicos
Útiles en cuadros alérgicos y en picores de cualquier tipo, picaduras de insectos, quemaduras solares. Se recomienda de preferencia su aplicación en cremas o pomadas para evitar posibles efectos desagradables. De cualquier forma, cuando se tiene sospecha de un cuadro alérgico se deberá consultar con el médico lo antes posible.
Desinfectantes
Imprescindibles para la prevención de la infección en heridas y quemaduras recientes y también para la limpieza de lesiones cutáneas y heridas infectadas. Estos productos deben guardarse siempre en recipientes herméticamente cerrados.
Antibióticos
Se emplean para combatir las infecciones. Su uso es un tanto complicado y la dosificación que aparece en el prospecto debería ser respetada a ultranza; lo ideal es que sean recetados por un médico. Hay que hacer hincapié en que los antibióticos sólo deberían ser utilizados por aquellas personas que conocen bien su manejo y tienen una completa seguridad que las sustancias que componen ese fármaco no les causarán alergia alguna.
Tranquilizantes
Son medicamentos que suprimen la ansiedad, la angustia y el nerviosismo, además de facilitar el sueño. Por tratarse de sustancias con capacidad para producir dependencia, solamente se recomienda su uso en situaciones muy concretas y de corta duración. Se evitará consumirlos junto con bebidas alcohólicas y medicamentos que pudieran deprimir el sistema nervioso. No deben administrarse sin control médico, pues su acción es muy irregular.
Cremas para quemaduras
Sólo son eficaces en las pequeñas quemaduras o después de haber tomado mucho sol. Cuando la lesión sea mayor, se debe acudir al médico, que aplicará uno de los denominados tules grasos, es decir, unas láminas de gasa impregnadas en grasas protectoras que sirven para cubrir las lesiones donde se ha perdido la piel, previniendo así la infección. De cualquier forma, en las quemaduras poco intensas basta con lavarlas con agua abundante y limpiarlas con una solución desinfectante.
Colirios
De la amplia gama de colirios existentes en el mercado farmacéutico, se debería elegir un preparado de tipo antiséptico-sedante, pues sirve para combatir la conjuntivitis irritativas y leves, que forman la mayoría de las que se padecen normalmente. Además disminuyen las molestias que acompañan a los orzuelos, las inflamaciones de los párpados y las características picazones.
Colutorios
Contienen productos desinfectantes y se emplean en forma de enjuagues bucales. Están indicados para el tratamiento de las inflamaciones de las encías, aftas y úlceras.
Antihemorrágicos
Útiles para combatir hemorragias pequeñas pero continuas, como las que fluyen de la nariz o tras la extracción de una pieza dental. Recomendamos seleccionar un producto antihemorrágico envasado en forma de inhalador, como los que usan en las hemorragias nasales, ya que esta presentación permite también empapar una gasita y poder aplicarlo en la hemorragia.
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