El buen pan es un alimento completo que no debe desaparecer de nuestra dieta

Durante siglos el pan ha sido el alimento básico de muchos pueblos y culturas de todo el mundo. El planeta se dividía en grandes zonas de cereales: Oriente era el arroz, América, el maíz, y Europa, el pan de trigo.
Sin embargo, en el último cuarto del siglo XX se produjo un descenso considerable en el consumo del pan, acompañado de cierta mala fama que lo catalogaba como un alimento que engordaba sin aportar a cambio nutrientes.
Esta fama era injusta y por fortuna en la actualidad se está revirtiendo la tendencia y se vuelve a considerar el pan como un alimento básico dietéticamente muy interesante.
Elaborado sólo con harina, agua y sal, y siendo este último ingrediente prescindible, el pan no contiene ningún nutriente asociado con el desarrollo de las llamadas enfermedades occidentales: obesidad, diabetes, Alzheimer y cardiovasculares. Por el contrario, se trata de un alimento muy completo, con proteínas, almidón, fibra, varias enzimas, así como vitaminas A, E, K y del complejo B.
Eso sí, no debemos perder de vista que cuanto más oscuro sea el pan, mayor será su grado de extracción y mejor su contenido alimenticio, y que muchas de las propiedades del trigo se pierden en el proceso de refinado de la harina, en especial la fibra, que se encuentra en la cubierta exterior del grano de trigo, lo que se conoce como salvado.
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