El reumatismo y el aparato digestivo

Efectivamente, el reumatismo puede producir alteraciones en el tubo digestivo, pero también hay enfermedades del tubo digestivo que pueden producir molestias reumáticas.
Por ejemplo, la boca puede aparecer con los labios fruncidos, delgados, con manchitas, como perdigones, de color rojo oscuro y es difícil de abrir, en la «escleroderma». Puede presentar una lengua seca, mate, lisa, es el «síndrome seco», puede ser grande y producir dificultades para hablar en algunas enfermedades glandulares, puede tener llaguitas pequeñas o úlceras grandes en otras enfermedades.
La faringe presenta dificultades para tragar en la «polimiositis»; la «escleroderma» produce la sensación de que la comida se para antes de llegar al estómago con opresión en el pecho y no es raro que produzca una hernia de hiato, es decir, de la parte más baja del esófago, justo al unirse con el estómago y que además produzca allí una úlcera, que se revela por ardor o acidez cuando el enfermo se reclina o acuesta pronto después de haber comido.
Lo que pasa en el estómago es de gran interés porque si bien suele haber malas digestiones en el «síndrome seco», por falta de jugos, los medicamentos antirreumáticos pueden producir acidez y en algunos enfermos con antecedentes de úlcera pueden incluso reproducirla. En el duodeno, que es el intestino delgado, que sale del estómago, puede pasar lo mismo, pero también puede participar en el tránsito intestinal acelerado y contribuir a la producción de las enfermedades debidas a mala absorción de los alimentos cuando pasan rápidos por el intestino.
El intestino delgado puede afectarse de forma grave en algunas enfermedades inflamatorias. La más destacada es la «enteritis regional», que produce lesiones muy profundas en la pared intestinal, pero además puede ocasionar varias clases de reumatismo, como, por ejemplo, las artritis emigrantes que no producen más que dolor inflamatorio pasajero, las artritis crónicas, que destruyen progresivamente la articulación y las espondilitis o reumatismo inflamatorio de la espalda, que es progresivo.
El intestino grueso o colon se afecta fundamentalmente en la «colitis ulcerosa», que produce diarreas con moco, sangre y pus, Pero en esta enfermedad también hay manifestaciones reumáticas muy similares a las que produce la enteritis regional, que aunque tienen las mismas características, conviene distinguirlas por el examen del intestino, porque tienen mayores y mejores posibilidades de tratamiento.
Algunas enfermedades del hígado mismo pueden producir dolores articulares. Cuando el enfermo padece «hepatitis» los primeros síntomas pueden ser los dolores articulares, que desaparecen cuando empieza la ictericia. Pero los enfermos que tienen «cirrosis» o insuficiencia hepática, presentan no sólo dolores en las articulaciones, sino que además desarrollan trastornos en la digestión de los alimentos que acaban produciendo problemas graves en la calcificación de los huesos por falta de digestión y absorción del calcio y vitaminas.
Diversas enfermedades reumáticas pueden producir síntomas aparatosos en el vientre, como la «fiebre reumática», por ejemplo, que puede producir dolores tan intensos que parecen ser debidos a una apendicitis aguda que motiva el traslado rápido del enfermo al quirófano para la extirpación de un apéndice sano, porque el dolor es debido a la inflamación del peritoneo a causa de la misma enfermedad.
Algunas «vasculitis» (inflamación de los conductos de la sangre, es decir, arterias, capilares y venas) pueden afectar también al vientre y producir lesiones graves, lo mismo en el hígado que en el intestino, con lo que el oxígeno que la sangre lleva no llega a su destino y cuando esto sucede la parte que no dispone de oxígeno se muere. Así se producen lesiones en el hígado y en la pared intestinal, debidas a isquemia (falta de sangre), infarto con o sin la formación de un coágulo sanguíneo (trombosis).
Veamos algunos ejemplos
Doña Milagros era una señora de unos sesenta años que empezó a tener dificultades para comer algunos alimentos porque no los podía tragar, especialmente pan y galletas. Los caramelos no se deshacían nunca en la boca. Cuando estaba varios meses en esta situación, que resolvió seleccionando alimentos líquidos, empezó a tener dolores en las articulaciones de las manos. Comprobar que tenía un «síndrome seco» fue bien fácil con unas pequeñas pruebas que revelaron falta de humedad en la boca, ojos y nariz. También tenía dificultades en la digestión por falta de jugo digestivo. Mejoró cuando siguió unas pocas recomendaciones y tomó un poco de medicación. Los dolores desaparecieron rápidamente.
Doña Elena tenía flojedad desde hacía tres años y tenía cuarenta. No era capaz de resolver los problemas domésticos, tales como ir al mercado, hacer los trabajos de la casa. Se pasaba el día descansando y esto le preocupó lo suficiente para ir al médico. Se comprobó que padecía ciertas molestias digestivas y los análisis que se le practicaron hicieron pensar en una hepatitis. Con el tratamiento de la hepatitis mejoró, pero empeoraba al suprimir la medicación. Un día tuvo también dolores en hombros y nalgas.Además en las articulaciones de los brazos y piernas. Con la sospecha de una «polímiositis» se hicieron los exámenes pertinentes,que fueron positivos. Todo desapareció con un tratamiento distinto que tuvo que seguir cierto tiempo.
Maruja era una señora de treinta y ocho años que vivía prácticamente en la cama, aunque estaba allí la mayor parte del día sentada. Hace unos quince años tuvo una colitis muy mala de retortijones, pujos y muy mal estado general. Necesitó un tratamiento muy sostenido para mejorar en varios meses, pero entonces empezó a notar dolores en la espalda y en los miembros. Cuando la vi tenia poliartritis muy avanzada con anquilosis de una muñeca, una cadera y una rodilla. También tenía anquilosis en la columna. El reumatismo que tenía era el propio de la «colitis ulcerosa», que en algunos enfermos produce mucho daño en las articulaciones que se inflaman y en la columna vertebral. Con el tratamiento de la colitis dejó de tener colores articulares.
Mr. Perkins era un inglés de unos cincuenta y cinco años que residía en España desde hacía unos diez años. Tenía dolores articulares en los miembros, ocasionalmente que habían empeorado «con la primavera». El examen de sus articulaciones fue poco revelador. pero en el examen que se le hizo se apreciaron: «arañas vasculares» (pequeñas varices en el pecho que tienen forma de los radios de una rueda). vientre abultado, hígado grande, con los brazos y piernas muy delgados. Se le practicaron unas pruebas de función hepática (del hígado) que revelaron una insuficiencia clara. El enfermo padecía el reumatismo propio de la «cirrosis» y aunque no había padecido antes hepatitis, le gustaba tomar ginebra con frecuencia. Se curó del reumatismo cuando mejoró la cirrosis.
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2 Comentarios en El reumatismo y el aparato digestivo
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Recientemente me realizaron un estudio de sangre del factor reumatoide y salio alto 24. Yo solo siento pequeños calambres en algunas partes del cuerpo que debo hacer.
HACE UN AÑO APROXIMADAMENTE QUE MI SOBRINO DE 32 AÑOS, COMENZO A TENER PROBLEMAS PARA TOMAR LIQUIDOS, POSTERIORMENTE EMPEORO, PUES YA NO ERAN SOLO LOS LIQUIDOS EL PROBLEMA, AHORA NO PODIA TRAGAR NADA, YA NO PODIA COMER. ESTO HA SIDO UN CALVARIO PARA EL, MUY DOLOROSO PUES HA IDO DE DOCTOR EN DOCTOR Y HASTA EL MOMENTO NO HA TENIDO UN DIAGNOSTICO CONCRETO. LO ULTIMO QUE LE DIJO UN MEDICO ALERGOLOGO, ES QUE AL PARECER, POR LOS ULTIMOS ESTUDIOS REALIZADOS, TIENE PROBLEMAS EN LA TIROIDES Y POSIBLE REUMA EN EL ESOFAGO. LE RECOMENDARON AHORA VISITAR UN REUMATOLOGO. HA BAJADO MUCHISIMO DE PESO, ESTE PROBLEMA YA LE IMPIDE TRABAJAR Y TENER CALIDAD DE VIDA, PUES TAMBIEN LE DUELEN LAS RODILLAS Y TOBILLOS, ADEMAS DE QUE SE LE INFLAMAN, POR TRATAMIENTOS RECIBIDOS. MUCHO NOS AYUDARIA UNA OPINION PARA SABER SI AHORA SI ESTA EN EL CAMINO CORRECTO, PUES EL SIENTE QUE SU VIDA SE LE VA GOTA A GOTA CADA DIA.