Historia de la hidroterapia

La historia del agua como agente terapéutico nos hace ir a las antiguas tribus que habitaban en las cavernas. Sin ningún tipo de conocimiento, tan sólo por la capacidad de observación que tiene el hombre, consiguieron iniciar una técnica terapéutica que se mantiene vigente hoy en día.
Los animales heridos o enfermos se acercaban a manantiales de agua caliente o que tenía un sabor u olor distinto a lo normal, mejorando notablemente de sus dolencias.
El hombre se dio cuenta, y pensó que eso se debía a que el agua era un elemento sagrado, comenzando a adorarla como objeto de culto. La enfermedad era considerada un castigo por ofender a su Dios, que mandaba un espíritu maligno que se introducía en el cuerpo del ofensor.
El ritual para curar era por medio de la ingesta de agua procedente de los abismos de la tierra.
El agua como símbolo de pureza puede verse en diversas referencias como en el diluvio mandado por Dios para purificar la tierra, el bautismo que limpia el pecado original, los hindúes que creían que la vida surgía del agua y se nacía puro y limpio… miles de ejemplos de culturas antiguas y no tan antiguas en las que el agua ha sido un elemento vital en su desarrollo histórico.
La época Griega
De la diosa griega del mar Tetis nacieron los ríos y las fuentes. Heracles, cuyo poder de curación a través del agua hizo que su igual romano Hércules fuese sinónimo de balnea, lugar de curación termal.
En ésta época, los balnearios se denominaban asclepias, de Asclepio, Dios de la Medicina. Eran lugar de peregrinación para muchos enfermos, que eran tratados por sacerdotes descendientes de Asclepio aplicando distintas técnicas hidroterápicas. Estos templos de curación se construían en zonas termales consideradas benditas por los dioses. La Fe era la base de la curación.El empleo adecuado del agua era muy importante, pues tanto la técnica como la frecuencia eran esenciales para la curación. Una mala utilización podía ser perjudicial para el enfermo.
Durante ésta época las técnicas de aplicación eran muy variadas: chorros, baños de vapor, compresas húmedas calientes, aplicaciones de barro y fango, todas ellas utilizadas hoy en día en los más modernos balnearios.
La época Romana
La Época Romana se caracteriza por la existencia de termas públicas en casi todas las grandes ciudades, instaladas en extraordinarias construcciones arquitectónicas. Al igual que su Imperio, la cultura termal fue extendiéndose por toda Europa, llegando hasta Galicia, lugar en el que los romanos encontraron un paraíso termal.
Haciendo referencia a alguno de los escritores más importantes de la época, nos encontramos con Plinio. En su libro ‘Historia Natural’ hace referencia a manantiales ferruginosos, describiendo su sabor y sus características curativas.
Vitrubio dividió las fuentes en sulfurosas, aluminosas, saladas y bituminosas. También sostenía que todas las fuentes de agua caliente tenían virtudes medicinales otorgadas por la tierra, que calentaba el agua cocinando los minerales y dándole una nueva fuerza distinta a la normal.
Las técnicas hidroterápicas eran similares a las griegas, buscando el equilibrio del cuerpo que estaba alterado causando la enfermedad, Las aplicaciones más comunes eran para dolores reumáticos, aguas que curaban los ojos o que limpiaban las vísceras.
De la edad media hasta nuestros días
Como vemos la hidroterapia existe desde tiempos muy antiguos y fue base importante de la medicina en muchas culturas. Pero no siempre fue así. En la Europa Cristiana se da un paso atrás, se abandona el culto al cuerpo y a la higiene, y los conocimientos adquiridos en todos estos años atrás son encerrados en los monasterios y olvidados.
Siglos XV XVI
El siglo XV y principios del XVI se inicia una nueva idea contraria al espíritu religioso de la Edad Media. El descubrimiento de la imprenta dio un giro de 180 grados a la humanidad.
El poder de la lectura y su difusión escrita hizo que resurgieran los conocimientos sobre hidroterapia y, en 1498, Juan Miguel Savonarola publica De Balneis et Thermis considerado el primer tratado sobre termalismo y balneoterapia. Posteriormente, en 1571, Andrea Bacius recoge en su libro be Termis las características y efectos de las aguas medicinales, considerada una de las más importantes obras sobre el tema.
Siglos XVII y XVIII
En los siglos XVII y XVIII aparecen muchos médicos que estudian y desarrollan la hidroterapia. Cabe destacar a los médicos alemanes Ovelgün y Hoffmann. A través de sus estudios y publicaciones, dan un fuerte impulso a la hidroterapia.
A finales del siglo XVIII los médicos Sigmund y Johann Hahn, conocidos como médicosgrifo, defendieron las aplicaciones hidroterápicas, no sólo como método preventivo, sino también como tratamiento terapéutico de diversas enfermedades que hoy en día se mantienen vigentes.
Las técnicas que se utilizaban en esta época eran sangrías, purgantes y enemas, pero la hidroterapia elimino estas técnicas cambiándolas por tratamientos que no dañaban a los enfermos, dejando que la naturaleza, la dieta, la quietud, la tolerancia y el agua curaran las dolencias.
Siglo XIX
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, siguiendo con la herencia cultural que nos dejaron los médicos Hahn, se inicia una nueva generación de médicos que van a provocar un retroceso en la cultura de la hidroterapia, debido a su afán por descubrir nuevas técnicas e indicaciones para cada patología. Esto dificulta de manera exagerada las aplicaciones hidroterápicas, provocando que la población busque en otro tipo de tratamientos la solución a sus dolencias, ya que la hidroterapia era muy complicada y daba poco resultado.
Con la aparición de Priessnitz, resurge de nuevo la hidroterapia. Priessnitz, el día que se rompe las costillas, decide utilizar compresas de agua fría, después de ver a sus vecinos granjeros utilizarlas para curar a los animales heridos, Priessnitz comenzó a aplicar baños totales o parciales, compresas y duchas de agua fría combinadas con ingesta de agua, ejercicio físico y dieta. Las aplicaciones las realizaba para curar contusiones, heridas, erupciones cutáneas y fracturas. Poco a poco fueron llegando gentes para someterse a sus tratamientos, la mayoría de ellos reumáticos, pero también patologías digestivas, neurológicas, infecciosas, etc.
Su técnica no se basaba en la patología, sino en la reacción del enfermo al tratamiento, por lo que no todos eran admitidos. Lo primero que hacia era aplicarles un baño de agua fría seguido de un masaje.
Si su piel se enrojecía y se encontraba bien, era admitido y comenzaba un plan de tratamiento. Priessnitz sabía que lo que curaba no era el agua fría sino la reacción del organismo primero de vasoconstricción seguida de vasodilatación. También sostenía que no se debe aplicar agua fría sobre un cuerpo frío. En estos casos sometía a los pacientes a un proceso de sudoración antes de las aplicaciones de hidroterapia.
Otro de los personajes importantes para la hidroterapia en este siglo fue Kneipp, religioso que siguió las enseñanzas de los médicos Hahn ante su enfermedad, la tuberculosis. Los baños de agua fría, fricciones, ejercicio físico e ingesta abundante de agua, mejoraban su enfermedad.
Kneipp comenzó a aplicársela a sus compañeros, afectados por tuberculosis, llegando a crear una de las técnicas más importantes de la hidroterapia: la CuraKneipp, basada en chorros parciales o totales con agua fría.
Leyendo libros antiguos de los autores que hemos estado mencionando a lo largo de este repaso histórico, Kneipp comenzó a perfeccionar su técnica y a ampliarla. Basaba sus técnicas en que la enfermedad era debida a la presencia de sustancias patógenas en el organismo, la sangre o por la mala circulación.
Por medio de las aplicaciones de agua conseguía reactivarla, eliminando así las sustancias patógenas.
Entre las aplicaciones que el utilizaba se encontraban caminar sobre hierba húmeda o caminar por un arroyo, además de los chorros, baños, envolturas… pero, al igual que Priessnitz, sin abusar de las aplicaciones y sobre un paciente que se encuentra con calor corporal. En caso contrario, había que conseguir antes que entrara en calor mediante fricciones y sudoraciones. Kneipp dejo muchos libros de hidroterapia, considerados hoy en día básicos para su conocimiento.
Siglo XX
La época de gran esplendor de la hidroterapia fue el Siglo XX, dónde confluyeron factores sociales y científicos que le dieron un impulso definitivo. Tiempos de desarrollo científico, biológico, médico, geológico y químico, estudios necesarios para comprender la base de la hidroterapia y su funcionamiento.
Se introduce como asignatura en algunas universidades, la primera en Austria. Los estudios de medicina de esa época ayudan a comprender el funcionamiento del cuerpo humano y mejorar los diagnósticos y técnicas. Todo esto contribuía a esta época de esplendor en los tratamientos termales.
Se buscaba la causa de la enfermedad de manera que se iba a la causa no a la consecuencia de la patología, uno de los pasos mas importantes en la medicina. Además de todos esto, surgen estudios sobre el agua en sí misma. Los geólogos van a enseñarnos el porque las aguas son así, y su clasificación dependiendo de sus características físicas o químicas.
Ya bien metidos en el siglo XX el termalismo es sometido a experimentación científica y observación clínica racional y crítica, dando sus frutos como ciencia que es. No solo la hidroterapia avanza, la medicina tradicional también lo hace.
A finales del siglo XX, el ritmo de vida moderno, el estrés, el trabajo y la vida insana que llevamos, nos hace pararnos un momento a observar y ver que necesitamos tranquilidad.
Esto hace que la hidroterapia resurja en forma de balnearios, instalaciones modernas sobre las antiguas construcciones romanas, zonas de tranquilidad y reposo, tratamientos antiestrés, etc., un regreso a la naturaleza, a las enseñanzas de Hipócrates.
Como hemos visto la base de las aplicaciones de hidroterapia ha ido pasando desde la fe hasta la respuesta fisiológica de nuestro organismo tal y como se conoce hoy en día. La vasoconstricción sanguínea producida por el enfriamiento del cuerpo caliente y, como reacción inmediata, la vasodilatación, que produce un aumento de la circulación sanguínea ayudando a la limpieza y eliminación de sustancias patógenas, al calentamiento de la musculatura, aumento del aporte de oxigeno a las estructuras orgánicas, relajación, disminución de dolor y mayor sensación de bienestar.
Si esto lo unimos a una vida sana, aire puro, alimentación correcta y ejercicio físico, conseguiremos mejorar en nuestras patologías y ganaremos calidad de vida. Pero nunca nos deberemos olvidar de que toda aplicación hidroterapia debe ser supervisada por un médico y aplicada por fisioterapeutas.
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