La pérdida de magnesio es muy común y provoca debilidad física y múltiples alteraciones neurológicas

El magnesio es el quinto mineral por su abundancia en el organismo y supone aproximadamente unos 24 g del peso corporal de un adulto, de los que un 60% se localiza en el esqueleto y el 40% restante en los tejidos blandos.Su metabolismo está estrechamente ligado al del calcio, fósforo y potasio.

Entre otras funciones está la de intervenir en la producción y la transferencia de la energía, en la síntesis de las proteínas, en la excitabilidad de los músculos, en la secreción y en la acción de la insulina. También activa numerosas enzimas y las vitaminas del grupo B, aumenta la secreción de la bilis y tiene una importante acción sedante, equilibrando el sistema nervioso central. Además, el magnesio es imprescindible para la correcta asimilación de la vitamina C y del calcio.

La carencia de magnesio es muy común, porque la pérdida de este mineral es fácil de producirse, por estrés, durante la menstruación o por consumo de alcohol, diuréticos o incluso de agua, si se toma en exceso.

Sus síntomas son debilidad muscular, déficit de calcio secundario, ansiedad, pérdida de memoria, confusión, alucinaciones, convulsiones y otros síntomas neurológicos.

Se encuentra en el cacao, moluscos, legumbres, frutos secos, verduras de hoja verde, arroz, pan y cereales integrales. Hay que tener en cuenta que el pan blanco, elaborado con harinas refinadas a las que se ha eliminado la cascarilla, tiene la tercera parte de magnesio que el pan integral, y la misma diferencia hay entre el arroz blanco y el arroz integral.




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