Las causas del acné

Esta es una enfermedad cutánea muy frecuente en adolescentes y adultos jóvenes, ya que las glándulas sebáceas funcionan a un ritmo superior al normal. Si se obstruye la salida de una de esas glándulas, la piel se irrita. El acné no suele dejar huellas apreciables a simple vista, siempre y cuando se siga el tratamiento adecuado. Las señales que en algunas ocasiones se observan en algunas personas que lo han padecido, se deben a que las pústulas no recibieron los cuidados necesarios. En estos casos, la infección ha terminado por obstruir una parte del tejido subcutáneo que, al curar, deja cicatrices.
El acné juvenil no suele revestir especial gravedad pero constituye un motivo de preocupación para muchos adolescentes por su efecto antiestético. Las personas que sufren de afección cutánea pueden utilizar maquillajes secos para disimular estas lesiones.
La limpieza diaria de la piel con agua y jabón es indispensable en estos casos, ya que el sebo unido al polvo que se deposita en la piel, la suciedad ambiental, los residuos de maquillaje y otros productos de belleza, predisponen a la aparición de infecciones. Los rayos ultravioletas favorecen la descamación de la piel y ejercen una acción beneficiosa para el acné. Científicamente se ha descubierto que esta afección mejora considerablemente durante los meses de verano.
Los alimentos también tienen su incidencia en la aparición del acné, entre estos se encuentran el chocolate, los refrescos cola, los frutos secos, la leche, la mantequilla, los quesos, los helados, las carnes grasas fritas, etc.
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