Las necesidades de algunas vitaminas aumentan o disminuyen según las circunstancias o etapas de la vida

En situaciones normales, si nuestra dieta es equilibrada y abundante en productos frescos, dispondremos de todas las vitaminas necesarias.

Ahora bien, un aumento de las necesidades biológicas requerirá un incremento de estas sustancias. Es lo que sucede en determinadas etapas de la vida, o cuando incrementamos nuestra actividad física.

También habremos de incrementar el aporte vitamínico si padecemos alguna adicción a productos tóxicos, como el tabaco, alcohol o las drogas en general, que originan un mayor gasto de algunas vitaminas.

Si nuestra alimentación es desequilibrada con demasiada frecuencia, nos arriesgamos a padecer enfermedades carenciales de vitaminas, denominadas avitaminosis, por lo que puede ser necesario un aporte suplementario.

• En las dietas para adelgazar hay que controlar el aporte de vitamina B2 y ácido fólico.
• Durante el embarazo aumentan las necesidades de vitaminas B1, B2, B6 y ácido fólico.
• Durante la lactancia aumentan las necesidades de vitamina A, B6, D, C y ácido fólico.
• En la alimentación de lactantes hay que prestar atención a que la madre no sufra ninguna carencia vitamínica, y si se vive en una zona poco soleada procurar que el bebé tenga un aporte suficiente de vitamina D.
• En la alimentación de niños es importante que no falten las vitaminas A, C, D, B1, B2 y ácido fólico.
• En la alimentación de ancianos, normalmente poco variada y de escasa riqueza vitamínica, puede ser conveniente un aporte suplementario de vitaminas A, B1, C, ácido fólico y D.