Los alimentos ricos en níquel ayudan a mantener la presión arterial normalizada

El níquel está presente en pequeñas cantidades en nuestro organismo —0,1 gramos—, concentrado en el hígado, los huesos y la arteria aorta, pero está bastante extendido en las plantas y en la carne.

El níquel es un constituyente de los ácidos nucleicos DNA y RNA, por lo que resulta necesario para el mantenimiento de la estructura del núcleo celular. Imprescindible para el buen funcionamiento del páncreas, este oligoelemento tiene además otras funciones importantes, como aumentar la acción de la insulina e intervenir en la utilización de los hidratos de carbono y en su almacenamiento por el hígado, así como en el metabolismo de los lípidos.

Al actuar como antagonista de la adrenalina, es un importante hipotensor especializado en mantener la presión arterial normalizada.

El níquel se recomienda en las anemias, enfermedades infecciosas y en estados de convalecencia, y su déficit puede provocar mayor riesgo de intolerancia a la glucosa, menor protección ante un ataque cardíaco y dificultades en la absorción del calcio.

A diferencia del níquel de procedencia inorgánica, como el del humo del tabaco o materiales de cocina, la ingesta de níquel de fuentes naturales no genera casos de intoxicación.

Sus fuentes alimentarias son: coles, espinacas, perejil, cebollas, habas, guisantes, alubias, lentejas, cereales integrales, peras, ciruelas, dátiles, avellanas, pimienta negra, té y cacao.




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