Los cambios de niños y niñas camino a la adolescencia

Hay un tema en el cual nos vamos detener, porque no deja de ser complicado, que es la configuración de amistades por género. Efectivamente, las mujeres en esta etapa empiezan a tener el concepto de la «mejor amiga» y esto a la larga esclaviza, amarra a una niñita a otra niñita, y como están en un proceso de cambio constante, lo más probable es que una de las dos termine por desilusionarse de la otra no por maldad, sino porque «crecí, porque me interesan otras cosas, porque si hace una semana me encantaba comprarme ropa, ahora no tengo ganas y te lo digo y tú te sientes mal con eso».

Entonces se produce toda una serie de desilusiones: que ya no soy amiga de ella, etc. Esto genera, además, toda una complicación en las madres de estas niñas que crecieron siendo amigas. Se empiezan a llamar y comentan: «Qué les pasa a nuestras hijas? Bueno estarán creciendo, ya se les irá a pasar», y no le van a dar mayor importancia, que es la conducta más sana. Porque de lo contrario se forma un problema, donde obligamos a las niñitas a que se hagan amigas de nuevo, porque las mamás son amigas también. Y lo peor es que a esta edad también se forman triángulos, una combinación fatal. Porque siempre una de estas tres amigas va a tener la sensación de que la consideran menos, de que fue la última en ser invitada al cine o a un cumpleaños. Esa sensación empieza a generar verdaderas crisis de angustia en las niñas y en forma muy intensa. A veces por mal manejo de los adultos o por la sola concepción de que las mujeres tenemos de la amistad: que para poder tener amigas, éstas deben ser exclusivas.

Nos cuesta entender que lo más sano es que yo sea amiga de todas, ojalá de la mayoría de ellas. Así con una podré hablar de religión, con otra me reiré porque es divertida y cada vez que me quiero reír me junto con ella. Hay otra con la que me encanta salir a comprar ropa, y así sucesivamente. Cuando las mujeres empecemos a entender que no vamos a encontrar el ser completo, que nos gratifique en todas las cosas que nos sucedan.

Además, como las mujeres maduran antes que los hombres, empiezan a establecer vínculos más profundos entre ellas, con lo cual se apartan de los hombres, que siguen jugando a la pelota, que siguen molestando, donde la clásica frase de las niñas de esta edad es: «¡Para, Joaquín; para, Joaquín! Por favor, deja de molestar». Y Joaquín insiste y vuelve a insistir, porque los hombres tienen a esta edad un pensamiento que llamo «adhesivo», que es quedar pegados en molestar. Por lo tanto, fastidian, arrojan agua, ponen un cartel en la espalda del amigo, etc. Muchas veces lo hacen sin mala intención, porque son bastante más inmaduros, más niños, que las mujeres, que a esta edad ya empezaron a vivir en otra dimensión las relaciones interpersonales.

Por lo tanto, los intereses de niños y niñas entre los nueve y once años son distintos. La niñita va a empezar a preocuparse de verse bonita; el niñito va a querer un videojuego. Y ésta es la edad crítica para los videojuegos, aquí hace crisis el tema, porque van a querer tener el WII y todas sus versiones, porque de alguna manera no tienen muchas habilidades sociales. No saben hablar, les cuesta desarrollar una conversación larga, entonces el juego es un vínculo de comunicación. Y ahí es importante que los papás reflexionen. Si hay un juego que yo rescato en eso, es el WII, porque te permite jugar con tu hijo y además hacer ejercicios. Los otros juegos, en cambio, son muy individuales y, por lo tanto, con poco control de parte de los padres.

Cuidado con el peso

En las niñitas es importante percibir los cambios de peso. Así como en el hombre la conducta masturbatoria es un indicador de conflictos sociales, en las niñitas el hecho de comer excesivamente es un fuerte revelador de síntomas ansiosos, sobre todo con amistades, porque lo más probable es que el problema tenga que ver con otras mujeres, con el rendimiento o con habilidades sociales. Por lo tanto, el cuánto come, qué come o cuán ansiosa está son factores que los padres, sobre todo la mamá, debieran observar y aprender a regular en forma clara. Los papás tienen que entender cuáles son los cambios corporales que están sufriendo sus hijos o hijas, los cambios de carácter que también está experimentando, los cambios sexuales que viven producto de la llegada de la menstruación y de la primera polución nocturna, los cambios amistosos que de alguna manera tienen.

Toda esta metamorfosis interna y externa produce inevitablemente una baja en el rendimiento escolar. En general, son pocos los niños que logran mantener centrado el tema del deber como algo asociado a la voluntad y al esfuerzo, porque las ganas evidentemente no las tienen; están «desinflados» corporalmente. Y los niños que logran mantener la estructura del deber tienen que aceptar además la primera sanción social de ser llamados nerd, porque no juegan igual que los otros niños, tienen poca capacidad deportiva, son más torpes. Por lo tanto, compensan esta falta de habilidad social con los estudios. Esta escasa adaptación debiera ser reforzada por los padres, quienes podrían llevarlos a deportes colectivos o individuales para que de alguna manera sintieran que tienen alguna destreza para algo que no sea solamente el estudio.

Pero los niños que mantienen un buen rendimiento académico son los menos, y generalmente son más mujeres que hombres, porque a ellos les cuesta retener la información y se les olvida más la materia a esta edad, y así siguen durante varios años durante la época escolar. En los colegios mixtos, por ejemplo, las mujeres tienen en general mejores notas a esta edad que los hombres.

En el ámbito del rendimiento creo que lo más importante es recalcar el tema de la voluntad, la valoración del esfuerzo, de que en la casa nunca se pierda la conciencia del deber por sobre el placer, el desarrollo y la búsqueda de talentos de mis hijos, que es la gran misión de los papás a esta edad. Ya puedo percibir como papá o como mamá para qué es bueno mi hijo, y empezar a buscar medios municipales o particulares para canalizar esos talentos, aparte del refuerzo constante de lo académico, que es en lo que tienden a detenerse mayoritariamente los papás. De hecho, cuando uno les pregunta a los niños a esta edad qué es lo que más les preocupa a tus papás de ustedes, ellos responden que el rendimiento académico. Se produce el absurdo de que los padres pensamos de que si un niño tiene buen rendimiento, está funcionando bien en la vida, entonces pareciera ser que no hay problemas subterráneos, y no necesariamente eso es así. Un niño puede estar escondiendo conflictos potentes con muy buenas notas. Ahí es donde recalco estos otros matices, que tienen que ver con el tema de la comida en las niñitas, con la masturbación en los hombres, con la adicción a los videojuegos, etcétera.




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