Los saunas y sus beneficios para la salud

También llamado sauna seca o sauna finlandesa, por su origen es de origen finlandés, es una práctica es muy habitual en Escandinavia, donde la temperatura en el interior puede llegar a 100 °C y la desnudez es natural y casi obligatoria.

El interior de las saunas secas está revestido de madera y las cabinas de sauna están calentadas por leña o electricidad.

Los motivos higiénicos están presentes en los orígenes de la sauna pero en todos los documentos, tanto escritos como orales, que hay sobre esta actividad hay referencia exclusiva a la higiene.

El concepto de higiene de sauna hace referencia a la eficacia de la sauna en conseguir una higiene de la piel muy eficiente prácticamente sin jabón. La transpiración que se produce, muy profunda, hace que se abran todos los poros y que se elimine el sebo, las toxinas y las bacterias.

El origen finlandés

El origen de la sauna se atribuye normalmente a los finlandeses. La palabra sauna es la palabra finlandesa más extendida.

La  expresión «tomar una sauna» no solamente significa pasar un rato sudando antes de tomar una ducha, sino el realizar toda un rito que conlleva la radiación de varios lapsos de transpiración y golpes de vapor, que se producen arrojando agua sobre piedras calientes. El vapor es el espíritu de la sauna. Leiyly, vapor en finlandés, es una palabra de origen ugrofinés que entro en el vocabulario finlandés hace más de 7.000 años.

En sus comienzos era un lugar sagrado y se ubicaba en el patio de las casa. En el siglo XX se comenzó a construirlas a lado de los lagos como ya se hacia en algunas mansiones.

Lo normal era realizar una sesión de sauna a la semana y hacerlo de forma conjunta pues el calentamiento de recinto resultaba trabajoso y podía llevar toda una jornada y requería experiencia y paciencia en la preparación de la leña y el encendido y mantenimiento de la estufa, así como en la preparación de los haces de ramas de abedul, la vihta, con la que en el momento de máxima sudoración se suelen flagelar.

Los finlandeses no solo entienden la sauna como una «purificación» de cuerpo, ven en ella también la «purificación» del espíritu.

Hasta la segunda guerra mundial era el lugar donde se daba a luz y se preparaba el cadáver para el entierro.

Todas estas labores las realizaban las mujeres de la casa que, como en el caso de los partos, tenían «jornadas de sauna» ligadas a estas actividades.

La ejecución de una sesión de sauna esta regida por normas y tracciones.

En una sesión de sauna no se debe alborotar o hacer ruido, incluso la propia charla debe estar limitada al alterar las condiciones en las que se toma (modifica la respiración).

La sauna, que se toma desnudo, ha tenido una cierta imagen de promiscuidad, cuando se ha acostumbrado a tomarla por turnos diferenciados según el sexo (en las comunidades rurales finlandesas primero entraban los hombres acompañados por el patrón de la comunidad y luego las mujeres que eran encabezadas por a señora de la misma). En los centros modernos hay saunas diferenciadas para hombres y mujeres.

La costumbre finlandesa tiene la sauna vinculada con el calendario agrario y al folclórico. Muchas labores se realizaban alrededor de la sauna y, en días especiales, se podían hacer presagios para atraer la buena suerte en el tiempo venidero o en acontecimientos especiales como bodas o cosechas.

La identificación de los finlandeses con la sauna es muy alta.

Consideran la sauna como una institución nacional y de ella parten para hacer similitudes con otros pueblos y culturas entendiendo que la sauna tiene un mismo sentir espiritual que los otros baños de vapor de otras culturas como el inapi o Sweat Lodge norteaméricano, el furo Japones, el Hamaco árabe, el temascal mexica o el bania ruso. Sin olvidar los de la antigüedad europea, las termas romanas.

Estructura del Sauna

Los elementos que conforman una sauna son la cabina y la estufa. Luego están los que sirven para la refrigeración del cuerpo, que suelen ser normalmente recintos de baño, en algunos casos naturales como ríos y lagos o piscinas y bañeras. Lo habitual en muchos países es que el enfriamiento se realice mediante una ducha fría.

  • La Cabina

La cabina tradiconal es un recinto de madera que posee varios bancos a diferentes alturas y una estufa cubierta de piedras que caldea el recinto y permite producir vapor al arrojar agua sobre ellas.

Los antiguos suomis y samis ya tenían en su vocabulario la palabra «sauna» y hay constancia que solían realizar sesiones de sauna en unos baños ocasionales que consistían en una estufa que calentaba un montón de piedras donde arrojaban agua cubriendo el conjunto con una cubierta ocasional. Se cree que en los hogares primitivos, de la edad de piedra hace más de 6.000 años ya se realizaban prácticas similares.

Entre los siglos V y VIII proliferaron en Finlandia las saunas con cabina de madera. Eran cabañas de troncos de un solo cuarto que se calentaban con fuego y humo (lo que se conoce como sauna de humo).

  • La Estufa

La estufa simple de una hoguera cubierta de piedras pronto fue sustituida por otros métodos de producción de calor.

La sauna de humo consistía en una bóveda de piedra en la que se su interior se realizaba el fuego y una cúpula redondeada donde se ponían las piedras. Muchas veces coincidía con el fogón de la casa y en el siglo XI se desarrolló una modificación que hacia compatible el uso del mismo fogón para calentar la sauna y para las labores domésticas llegando a especializarse en de la sauna en su función de cuarto de baño. Estos fogones no poseían chimenea y el humo llenaba el recinto.

A finales del siglo XVIII se comenzaron a construir fogones cerrados con tres cámaras, una para la lumbre, otra para las piedras y la tercera y superior para la producción de humo. Pronto se incorporo una chimenea en lugar de la tercera cámara que se generalizo al siglo siguiente con las construcciones en ladrillo. Esto posibilito la expansión de las saunas a las ciudades donde empezaron a aparecer las pequeñas chabolitas de madera en los jardines de las casas.

A comienzos del siglo XX, en 1910, se comienzan a fabricar las estufas metálicas que fueron mejorándose rápidamente. En la década de los 30 ya las llamas no tocaban las piedras y el humo no se veía permitiendo mantener el fuego encendido durante el baño y producir vapor mientas haya leña.

La urbanización de la sociedad finlandesa, con servicios como el agua corriente, el saneamiento y la electricidad y la proliferación de las casas de pisos y de los cuartos de baño convencionales hicieron que la costumbre de la sauna recayera. La construcción de baños públicos posibilitó el mantener la costumbre viva aún cuando en los pisos no era posible la realización de
recintos de sauna.

Los baños públicos tienen secciones separadas para hombres y mujeres e incluso sectores reservados para el baño familiar. Se amplió la oferta con servicios suplementarios como masajes, lavandería y otros más característicos como la aplicación de ventosas. La concentración de personas en estas saunas posibilitó el aumento de las relaciones humanas. A mediados del siglo XX había en Helsinki 150 de estos establecimientos, cincuenta años después quedaban solamente 2.

A mediados del siglo XX se incorporó la estufa eléctrica que no tenía las incomodidades de las de fuego. No precisaban de salida de humos, el control de la temperatura es muy sencillo y se puede instalar en cualquier lugar, lo que permitió la instalación de saunas en los pisos como una habitación más.

Esta tercera evolución solvento radicalmente el problema de las saunas en zonas urbanas. Se comenzaron a realizar saunas comunes para los vecinos de un mismo edificio y pronto pasó al interior de las viviendas particularizándose su uso. En países con una tradición saunística menor las instalaciones de sauna forman parte de las complejos deportivos y de ocio en particular unido al agua, con establecimientos conocidos como SPA (del latín salu pre aguan, a la salud por el agua).

Beneficios de la Sauna

Los beneficios de la sauna son los siguientes:

Al entrar en la sauna, el calor dilata los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea, que al principio tiende a disminuir. El ritmo cardiaco aumenta pudiendo multiplicarse por dos y hasta por tres. Esto hace que se incremente la circulación en la superficie de la piel, como cuando caminamos rápido.

Las siguientes reacciones son la transpiración y la hidroforesis (apertura de los poros de la piel). Gracias a ello se produce la eliminación de toxinas y una limpieza de la epidermis en profundidad. Se expulsan del cuerpo metales pesados (plomo, mercurio, zinc, níquel, cadmio…). También elimina alcohol, nicotina, sodio, ácido sulfúrico y combate el colesterol. Aunque también se pierden minerales buenos para la salud, éstos se pueden recuperar con una bebida isotónica y una dieta sana. Se pueden llegar a perder hasta 2 litros de agua junto a las toxinas que eliminamos.

La elevada temperatura y el grado de humedad estimulan el riego sanguíneo y la regeneración de las células, lo que significa que la sauna puede ayudar a aliviar varias enfermedades cutáneas y respiratorias.

El sistema cardiovascular también sale ganando con la concentración de calor, dado que el corazón, al adaptarse a la vaso dilatación, bombea más fuerte y por tanto se favorece la circulación.

Las altas temperaturas influyen en las terminaciones nerviosas, lo que conlleva a una ralentización de los impulsos sensitivos que van de la piel al cerebro. El individuo experimenta una relajación, en la que radica el efecto antiestrés de la sauna. Así mismo libera endorfinas y por lo tanto ayuda a combatir el insomnio y el stress.

  • Ayuda a dormir. Al relajar el cuerpo y eliminar muchos de los dolores, la sauna permite dormir mejor.
  • La unión del calor con un aceite de acción terapéutica (mentol o eucalipto), actúa de forma muy positiva en los bronquios y el sistema respiratorio en general. Está comprobado que los pacientes con enferme dades pulmonares obstructivas mejoran transitoriamente sus funciones pulmonares.
  • Mejora la artritis. Ejerce un efecto positivo sobre el sistema locomotor y el estado psicoemocional aliviando el dolor artrítico.
  • Prepara el cuerpo para otros tratamientos terapéuticos y estéticos. Tras una sauna, el estado de la piel y de los músculos es ideal para someterse a una sesión de masaje o a cualquier tratamiento que incluya la aplicación de algún tipo de productos (hidratación de la piel en profundidad, obesidad…).
  • Ayuda en general a: reducir la celulitis y adiposidades, torceduras, neuralgias, bursitis, espasmos musculares, rigidez articular y en general dolencias óseomusculares.



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