Pérdida de la memoria

Todo mundo sufre problemas de memoria a corto plazo. Se olvida dónde están las llaves del automóvil o el nombre de una persona que se acaba de conocer. Esto es normal. Sin embargo, en caso de que los problemas de memoria sean persistentes, se recomienda consultar a un médico.
Se nace con miles de millones de células cerebrales (neuronas). A medida que envejecemos, algunas de estas células mueren y no son reemplazadas. Con el envejecimiento, el cuerpo también produce en menor volumen las sustancias químicas que necesitan las neuronas para funcionar. Aunque es usual que no estén afectadas la memoria a corto y a largo plazos, la memoria reciente puede deteriorarse con la edad.
Los tres tipos de memoria se describen a continuación:
- Memoria a corto plazo: Es la memoria temporal. Buscamos un número telefónico en el directorio; pero después de marcarlo, lo olvidamos. Una vez que dejamos de usar la información, ésta desaparece.
- Memoria reciente: Es la memoria en que se preserva el pasado reciente, por ejemplo, lo que desayunamos hoy o la ropa que usamos ayer.
- Memoria a largo plazo: Es la memoria en que se preserva el pasado distante, como los recuerdos de la niñez.
Los problemas de memoria pueden resultar de numerosos factores: efectos colaterales de los medicamentos, lesiones de la cabeza, alcoholismo o apoplejía. Los problemas visuales y auditivos también pueden afectar la memoria. A veces, ocurren problemas de memoria a corto plazo en embarazadas. La demencia (lo que antes se denominaba senilidad) también puede causar pérdida de la memoria.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más frecuente de demencia. Sus síntomas incluyen la pérdida gradual de la memoria de acontecimientos recientes e incapacidad para retener nueva información; tendencia creciente a las repeticiones, colocación incorrecta de objetos, confusión y desorientación; desintegración lenta de la personalidad, juicio y cortesías sociales; e irritabilidad, ansiedad, depresión, confusión e inquietud crecientes.
Autocuidados para mejorar la memoria
- Establecer una rutina. Manejar las actividades cotidianas se facilita cuando se emplea una rutina. (Seleccione un momento específico para las tareas domésticas: limpiar el baño el sábado, regar las plantas el domingo.)
- Ejercitar los «músculos mentales.» Realizar juegos de palabras, crucigramas u otras actividades que pongan a prueba las habilidades mentales.
- Práctica. Al entrar en una habitación, hacer un inventario mental de las personas a las que se reconoce. Cuando le presenten a alguien, repita su nombre durante la conversación con dicha persona.
- Relacionar números. Por ejemplo, si el cumpleaños de la esposa cae en el 3 de octubre, buscar algo que lo recuerde, como tararear la canción «Tres monedas en la fuente».
- Establecer asociaciones mentales. Al conducir, buscar marcas de referencia que se relacione con la ruta y enumerarlas en voz alta para que queden impresas en la memoria («dar vuelta en la preparatoria para llegar a la casa de Roberto»).
- Tratar de no preocuparse. Preocuparse por la pérdida de memoria puede empeorar la situación.
- Escribir listas. Conviene llevar un registro de las tareas y citas importantes. Por ejemplo, pagar el recibo de agua cierto día de cada mes.
Atención médica: Se sugiere consultar a un médico si es preocupante la pérdida de la memoria.
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