Protectoras contra los tumores malignos, las verduras deberían estar presentes en todas las comidas del día

Desde el primer minuto del día en que empezamos a respirar, empezamos a oxidamos, aunque no hagamos nada: basta con vivir para gastarnos por dentro y por fuera. Los procesos metabólicos internos generan residuos y nos llenan de impurezas y desde el exterior nos llegan agresiones constantes, visibles o invisibles, a través de múltiples virus y bacterias.

La mejor manera de estar protegido es consumir vegetales en abundancia. Gracias a ellos nos depuramos y rejuvenecemos, nos recuperamos o nos mantenemos sanos. Las verduras son un alimento ligero, digestivo, depurador y nutritivo; el más rico almacén de vitaminas y minerales, donde podemos encontrar también hidratos de carbono, agua y, sobre todo, fibra.

Los vegetales de color amarillo, anaranjados, rojos y verdes intensos son los más ricos en carotenos, los poderosos antioxidantes que en el cuerpo se transforman en vitamina A. La familia de las coles y los repollos también son especialmente eficaces en la prevención de distintos tipos de cáncer.

Para resumir, vamos a decirlo con mayor rotundidad: parece que un 30 por ciento de los tumores malignos están relacionados con la mala alimentación y se podrían evitar con una dieta sana basada en el consumo de verduras




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