Reponer diariamente las vitaminas hidrosolubles, pero no las liposolubles, que se almacenan en el organismo

Conocemos 13 vitaminas que son esenciales para el hombre. Atendiendo a su composición, se clasifican en dos grupos: liposolubles e hidrosolubles. La solubilidad no solo sirve para clasificar las vitaminas, sino que también nos informa sobre qué acción ejercen, el modo cómo se almacenan en el cuerpo y su toxicidad.

Las vitaminas liposolubles son las que se disuelven en disolventes orgánicos, grasas y aceites, por lo tanto se encuentran asociadas a las grasas de la dieta, se depositan en el hígado y tejidos adiposos, y se eliminan con dificultad, por lo que es posible subsistir sin un aporte diario. Un consumo excesivo —más de 10 veces la dosis recomendada— es perjudicial para la salud.

Si nuestra dieta ya es rica y equilibrada, es un grave error recurrir a suplementos vitamínicos en dosis elevadas con la idea equivocada de que así aumentaremos nuestro rendimiento.

Las vitaminas hidrosolubles son solubles en agua, como su nombre indica, se absorben con facilidad y se distribuyen por los líquidos extra celular e intracelular. El organismo no puede almacenarlas y elimina el exceso por la orina, por lo que es necesario conseguir un aporte diario suficiente a través de la alimentación.

Las vitaminas liposolubles son la A (retinol), la D (calciferol), la E (tocoferol), la K (antihemorrágica) y la F (ácidos grasos esenciales). Las vitaminas hidrosolubles son la C (ácido ascórbico), la H (biotina), la B, (tiamina), la B2 (riboflavina), la B3 (niacina), la B5 (ácido pantoténico), la B6 (piridoxina) y la B12 (cobalamina).




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