Respetar los horarios regulares para las comidas y no saltarse ninguna

Entre los hábitos más nocivos para la alimentación sana se encuentra precisamente la falta de un hábito regular y ordenado de ingesta. Nuestra vida está regulada por un reloj biológico que se remonta a la infancia y cuyo mecanismo se halla en el hipotálamo.
Antiguamente, en el campo, cuando nadie podía permitirse caer enfermo, las horas de comer se consideraban sagradas y nada podía perturbarlas. Hoy ee ha perdido el respeto a ese reloj biológico y se come cualquier cosa en cualquier sitio y a cualquier hora. Pero la desorganización de la conducta alimentaria, además de restar energía, está en el origen de numerosos trastornos funcionales de los diversos sistemas, alergias y trastornos graves como diabetes y riesgos cardíacos.
Resulta esencial distribuir las comidas a lo largo del día de manera ordenada, sin omitir ninguna, Y respetar los horarios. Lo primero es no saltarse nunca el desayuno que es la comida más importante del día. Luego hay que repartir las comidas a lo largo del día sin dejar transcurrir más de cuatro horas sin ingerir ningún alimento. El estómago secreta jugos gástricos siguiendo un horario predeterminado, de tal suerte que si no tienen nada que tratar, se transforman en ácidos y en otras sustancias tóxicas que intoxican el sistema rieurovegetativo, provocando cansancio, aumento de peso, reumatismos varios, dolor y otros trastornos.
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